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Trump tiene 90 días para hacer 150 acuerdos comerciales. Los mercados financieros no lo creen

Por David Goldman y John Towfighi, CNN

El presidente de EE.UU., Donald Trump, y sus asesores dijeron que este era el plan desde el principio: asustar al mundo anunciando aranceles astronómicamente altos, hacer que los países se sienten a la mesa de negociaciones y, con la excepción de China, retroceder de las barreras comerciales más punitivas mientras Estados Unidos trabaja en nuevos acuerdos comerciales en todo el mundo.

Sin embargo, la pausa de 90 días de Trump en sus aranceles “recíprocos” —que nunca fueron realmente recíprocos— le da a su Gobierno solo tres meses para cerrar acuerdos comerciales enormemente complejos con decenas de países que, según dice, están haciendo fila para negociar.

Los mercados financieros no lo creen. Las acciones han oscilado mientras la volatilidad ha aumentado. Y otros mercados, incluidos el petróleo, los bonos y el dólar, están enviando un mensaje claro de profundo escepticismo de que Trump podrá lograr esto.

Luego de otra fuerte caída el jueves, las acciones parecieron más tranquilas (por ahora) y registraron fuertes ganancias este viernes.

El Dow terminó el día con un aumento de 619 puntos, o 1,56 %. El S&P 500 subió un 1,81 % y el Nasdaq un 2,06 %. Los mercados se vieron impulsados por la presidenta de la Reserva Federal de Boston, Susan Collins, quien dijo al Financial Times este viernes que el banco central intervendría para apoyar a los mercados financieros si hubiera señales de angustia.

Sin embargo, los inversionistas del mercado de valores han estado operando al filo de la navaja, y cualquier anuncio de la administración Trump sobre aranceles tiene la capacidad de hacer que las acciones se disparen o caigan en picada. Por ejemplo, las acciones se desplomaron el jueves después de que el Gobierno de Trump aclarara las matemáticas que ya utilizó para establecer el enorme arancel del 145% de China. El mercado creía que el arancel era del 125%. El Dow Jones se desplomó, llegando a caer más de 2.000 puntos en un momento dado.

En los 129 años de historia del promedio industrial Dow Jones, el índice ha cerrado al alza o a la baja por al menos 1.000 puntos solo 31 veces. Cuatro de esas veces ocurrieron en la última semana.

El S&P 500 cayó un poco más del 9% durante la primera semana de abril, su mayor caída semanal desde marzo de 2020. El índice de referencia ganó un 5,7% esta semana, su mayor ganancia semanal desde 2023.

A pesar de la ganancia histórica del miércoles después de que Trump anunció su pausa, las acciones siguen estando muy por debajo de donde se negociaban antes de que el presidente presentara su plan de aranceles del “Día de la Liberación”, el 2 de abril.

El mercado de bonos está actuando de manera extraña.

Típicamente, se esperaría que los precios de los bonos subieran durante períodos de agitación. Los bonos del Tesoro de EE.UU. se consideran históricamente el activo más seguro, respaldados por la plena confianza y credibilidad del Gobierno estadounidense.

Sin embargo, los bonos no están subiendo, están cayendo.

Eso se debe en gran medida a que los inversionistas han perdido la fe en la política comercial de EE.UU., y temen que Estados Unidos pueda salir aún más perjudicado que los países a los que apunta la política de aranceles de Trump. Como dijo el CEO de JPMorgan Chase, Jamie Dimon, en su carta anual a los accionistas el lunes, la política de “Estados Unidos primero” de Trump corre el riesgo de alienar a sus socios más importantes y la posición especial del país en el mundo.

Los rendimientos del Tesoro de EE.UU., que se negocian en dirección opuesta a los precios, se dispararon brevemente el viernes por encima del 4,5%. Estaban por debajo del 4% a principios de la semana. Eso representa un movimiento masivo para el mercado. Los rendimientos más altos podrían perjudicar la economía de EE.UU., ya que varios préstamos al consumidor están estrechamente vinculados a esas tasas.

“La acción al alza en las tasas ha sido rápida en el contexto histórico y no ha proporcionado consuelo a los inversionistas que buscan refugios en mercados turbulentos”, dijeron analistas de Citi en una nota este viernes.

Los bonos del Tesoro de EE.UU. estaban en camino de tener su peor semana desde 2019, de acuerdo con el índice de rendimiento total del Tesoro de EE.UU. de Bloomberg, cuando la Reserva Federal de Nueva York tuvo que intervenir y comprar bonos del Tesoro para reducir un aumento en los rendimientos causado por una crisis de liquidez.

“Las condiciones actuales del mercado no requieren intervención de la Reserva Federal en este momento, pero es probable que los funcionarios de la Reserva Federal estén monitoreando de cerca el funcionamiento del mercado”, dijo Chip Hughey, director gerente de renta fija en Truist Advisory Services.

Dimon dijo este viernes en una llamada de ganancias que espera que haya un “alboroto” en los mercados del Tesoro que llevaría a la Reserva Federal a intervenir.

“No lo van a hacer ahora… lo harán cuando comiencen a entrar en pánico un poco”, dijo Dimon.

El mercado del petróleo ha estado operando como si estuviéramos entrando en una recesión.

Los precios han caído en el transcurso de las últimas semanas, ya que los inversionistas temían que la política comercial de Trump pudiera agotar la demanda de viajes, envíos y transporte, todos los cuales requieren combustible.

El petróleo estadounidense cayó el viernes por la mañana por debajo de US$ 60 por barril, cerca del mínimo en cuatro años, antes de recuperarse ligeramente. El Brent, el referente global, rondaba los US$ 63 por barril, el más bajo desde abril de 2021, antes de ganar también ligeramente.

El petróleo subió este viernes después de que el secretario de Energía de EE.UU., Chris Wright, dijo a periodistas que EE.UU. podría detener las exportaciones de petróleo de Irán como parte de las negociaciones de Trump sobre el programa nuclear del país, según Reuters. El petróleo estadounidense cerró con un alza del 2,4% a US$ 61,50 por barril. El Brent subió un 2,26% a US$ 64,76 por barril.

Sin embargo, persisten las preocupaciones sobre el impacto de los aranceles en el crecimiento económico y cómo una posible desaceleración podría interrumpir la demanda de petróleo.

Los precios del petróleo han servido como un indicador principal de recesión en los últimos años. Los precios cayeron después de superar los US$ 100 por barril por primera vez cuando la Gran Recesión se afianzó en 2008. Y los precios se volvieron negativos por primera vez durante la pandemia, ya que un exceso de petróleo se volvió tan grave que los comerciantes literalmente pagaban a las instalaciones de almacenamiento para que se llevaran el petróleo no deseado.

El dólar cayó este viernes a su nivel más bajo en tres años. Eso es lo opuesto a lo que se esperaría cuando se imponen aranceles.

Típicamente, los aranceles aumentan el valor de una moneda local, porque alientan a los residentes a comprar productos nacionales en lugar de opciones extranjeras, estirando su dinero en comparación con otras monedas.

No obstante, los operadores de divisas han vendido dólares porque creen que Estados Unidos se llevará la peor parte de las consecuencias de la guerra comercial de Trump y terminará comparativamente más débil que antes de que se impusieran los aranceles.

El dólar alcanzó el viernes su nivel más bajo frente al euro desde 2022. El índice del dólar, que mide el dólar frente a una cesta de divisas, cayó un 0,9% este viernes después de desplomarse un 2% el jueves, lo que fue su mayor caída en un solo día desde 2022. Esos son movimientos masivos en el mundo del comercio de divisas.

“Inversionistas y bancos centrales están vendiendo bonos del Tesoro y dólares debido a una pérdida de confianza y credibilidad en los activos estadounidenses”, dijo Joe Brusuelas, economista jefe de RSM. “El caos financiero tiene su costo”, agregó.

Mientras tanto, los precios del oro se dispararon por encima de un récord de US$ 3.200 por onza troy el viernes. El oro ha subido más del 23% este año y acaba de registrar su mejor trimestre desde 1986. El metal precioso se considera un refugio seguro en medio de la incertidumbre económica y política.

A pesar de que los mercados financieros expresan una enorme duda de que el Gobierno de Trump pueda aprovechar la oportunidad que se creó a sí mismo de cerrar acuerdos comerciales bilaterales con los 150 países del mundo, la administración Trump sigue siendo optimista.

El secretario del Tesoro, Scott Bessent, dijo esta semana que más de 70 países han solicitado reunirse con representantes de EE.UU. para alcanzar un acuerdo que los libere de los punitivos aranceles de Trump. Aunque la administración ha proporcionado pocos detalles de con qué países está negociando, dijo que favorecería primero a aliados, como Corea del Sur y Japón.

Sin embargo, los acuerdos comerciales son arreglos increíblemente complejos que generalmente se negocian a lo largo de años, no meses. E incluso si Trump lograra negociar el comercio con todos esos países en un corto período ―ya sean acuerdos completos o memorandos de entendimiento que establezcan un acuerdo marco― China, el mayor exportador del mundo, sigue siendo el elefante en la habitación.

Los aranceles de EE.UU. contra China ahora son de al menos 145%, y China este viernes tomó represalias con aranceles propios de 125%. Eso causará un daño enorme a las dos economías más grandes del mundo, y ambas partes han declarado que no están dispuestas a ceder.

China ha dicho consistentemente que está abierta a negociaciones, pero quiere hacerlo de una manera en la que se le respete. China ha ignorado las advertencias de Estados Unidos sobre no aumentar sus aranceles, según una fuente familiarizada con las discusiones.

Mientras tanto, los economistas no han variado de opinión por el repentino cambio de tono de Trump. Aunque los acuerdos comerciales negociados serían sin duda una buena noticia para la economía, gran parte del daño ya está hecho, han argumentado los economistas de Wall Street. Y los aranceles universales punitivos del 10% permanecen en vigor, al igual que los aranceles del 25% sobre automóviles, los aranceles del 25% sobre algunos productos de México y Canadá, y los aranceles del 25% sobre acero y aluminio.

Es por eso que JPMorgan y Goldman Sachs dicen que la probabilidad de que Estados Unidos y las economías globales entren en recesión este año es básicamente una moneda al aire.

Esta historia ha sido actualizada con desarrollos y contexto adicionales.

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Matt Egan y Kyle Atwood de CNN contribuyeron a este informe.

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