Lejos de sentirse intimidados por los ataques aéreos de EE.UU., los hutíes de Yemen podrían estar disfrutándolos
Por Nadeen Ebrahim y Tim Lister, CNN
Durante semanas, EE.UU.ha estado bombardeado objetivos hutíes en Yemen, golpeando refinerías de petróleo, aeropuertos y sitios de misiles. El presidente Donald Trump ha prometido usar un “fuerza abrumadora” hasta que EE.UU. logre su objetivo de detener a los hutíes de atacar el comercio en el mar Rojo.
Los hutíes iniciaron una campaña en solidaridad con los palestinos cuando Israel entró en guerra en Gaza en octubre de 2023. El grupo ha llevado a cabo más de 100 ataques y ha hundido dos embarcaciones. El resultado: el 70% del tráfico marítimo comercial que una vez transitaba por el mar Rojo ahora toma la ruta larga alrededor del sur de África.
EE.UU. dice que la campaña está funcionando. El asesor de Seguridad Nacional Mike Waltz afirmó que múltiples líderes hutíes fueron asesinados.
Pero cada ronda de ataques provoca mayores desafíos.
Los hutíes son lo que un veterano observador de Yemen llama los tejoncitos de la resistencia, al referirse al mamífero belicoso conocido por su actitud intrépida hacia los depredadores. Mordidos por una cobra, se levantan minutos después y atacan a la serpiente.
Si bien hasta 80 oficiales militares hutíes pueden haber resultado muertos en los ataques, según analistas, el escalón superior de su liderazgo militar y político parece intacto. También lo están al menos algunos de sus sitios de lanzamiento de misiles. Desde mediados de marzo, los hutíes han lanzado una docena de misiles balísticos a Israel y ráfagas de drones y misiles a barcos de la marina de EE.UU. Aunque ninguno causó daños mayores, la amenaza persiste.
CNN reportó el viernes que el costo total de la operación militar de EE.UU. contra los militantes hutíes respaldados por Irán en Yemen se acerca a los US$ 1.000 millones en poco menos de tres semanas, según tres personas informadas sobre la campaña, pero los ataques hasta ahora han tenido un impacto limitado en destruir las capacidades del grupo.
“Estamos agotando la preparación: municiones, combustible, tiempo de despliegue”, dijo un funcionario.
Lejos de sentirse intimidados, los hutíes han amenazado con extender su rango de objetivos a los Emiratos Árabes Unidos, que respalda al gobierno rival de los hutíes en la Guerra Civil de Yemen. De manera similar, funcionarios sauditas dicen que las defensas aéreas del Reino están en alerta máxima.
“Las docenas de ataques aéreos en Yemen no disuadirán a las Fuerzas Armadas Yemeníes de cumplir con sus deberes religiosos, morales y humanitarios”, dijo un portavoz hutí a principios de esta semana.
No hay duda de que la campaña de EE.UU. ha degradado las capacidades de los hutíes. Michael Knights, investigador principal en el Instituto de Washington, dice que sospecha que los hutíes “han perdido mucha capacidad de fabricación de drones, y parece haber una interdicción más efectiva de los envíos de reabastecimiento que llegan por mar y por Omán. Así que los hutíes no están cómodos”.
Sin embargo, la historia muestra que los hutíes tienen una tolerancia extraordinariamente alta al dolor. Y la determinación del Gobierno de Trump de erradicar la amenaza que representan puede, en última instancia, requerir una ofensiva terrestre.
“Los hutíes simplemente están acostumbrados a estar en guerra con un ejército del primer mundo”, dice Knights. “Son ideológicos, pero también son luchadores tribales muy duros del norte de Yemen”.
La capacidad de los hutíes para sobrevivir se ve favorecida por una elaborada red de contrabando que trae piezas de misiles y otros equipos. El año pasado, ocultos entre la carga de un barco interceptado, se descubrieron estructuras y aletas para cohetes de artillería, pequeños motores turbojet y celdas de combustible de hidrógeno, según una investigación de Conflict Armament Research (CAR).
Dicho equipo podría permitir que los UAV hutíes lleven cargas útiles más grandes y viajen por períodos mucho más largos. Eso “ampliaría enormemente la amenaza potencial que representan los hutíes”, informó CAR.
Los hutíes sobrevivieron a varias ofensivas durante la larga presidencia de Ali Abdullah Saleh en Yemen, luego a una ofensiva saudita hace diez años, seguida de ataques aéreos más recientes de Israel, el Reino Unido y Estados Unidos.
Ahmed Nagi, un analista senior sobre Yemen en el International Crisis Group, dice que Israel y las potencias occidentales carecen de una comprensión profunda de los hutíes. “Su liderazgo opaco y estructura interna han creado brechas persistentes en la inteligencia”.
Otra experta en Yemen, Elisabeth Kendall, cuestiona el objetivo final de la campaña de EE.UU. “Los hutíes han sido bombardeados decenas de miles de veces en la última década y siguen sin desanimarse. Así que uno se queda pensando que el bombardeo es en gran medida performativo: mostremos al mundo, lo haremos porque podemos”.
Coaccionar a los hutíes, dijo Knights a CNN, es “realmente, realmente difícil”.
“Son un movimiento extremadamente agresivo. La mejor manera de acabar con ellos permanentemente es derrocarlos, sacarlos de la capital, sacarlos de la costa del mar Rojo”.
Fuentes diplomáticas regionales, así como analistas, dicen que, en última instancia, solo una ofensiva terrestre puede desalojar a los hutíes, que actualmente controlan la capital yemení, Sanaa, su principal puerto, Hodeidah, y gran parte del norte de Yemen.
Ahmed Nagi, analista senior sobre Yemen en el International Crisis Group, dice que EE.UU. se equivoca al creer que los ataques aéreos pueden obligar a los hutíes a retroceder. “Este enfoque fracasó bajo el Gobierno de Biden y es poco probable que tenga éxito bajo la administración Trump”.
“Su lógica está moldeada por años de guerra; ven la resiliencia como una forma de fortaleza y están impulsados a demostrar que no se desaniman fácilmente”.
“Las únicas veces que he visto a los hutíes ir a la mesa de negociaciones o comprometerse ha sido cuando han sido amenazados con la perspectiva realista de una derrota en el terreno: pérdida territorial, pérdida de control de poblaciones y pérdida de acceso a la costa del mar Rojo”, dijo Knights.
Eso ocurrió brevemente en 2017 cuando las fuerzas respaldadas por los Emiratos Árabes Unidos amenazaron el acceso hutí al mar Rojo, crítico para los ingresos y suministros militares de los hutíes.
Los hutíes, en todo caso, pueden estar disfrutando de los ataques de EE.UU. Son una “respuesta directa a las oraciones hutíes de tener una guerra con EE.UU.”, dijo Farea Al-Muslimi, investigador yemení en Chatham House. El grupo “quiere arrastrar a EE.UU. a una escalada regional más amplia”.
Los hutíes están luchando por el control de Yemen contra el gobierno reconocido internacionalmente que controla parte del sur y es apoyado principalmente por los EAU. La pregunta sin respuesta es si las fuerzas leales a ese gobierno pueden llevar la lucha a los hutíes. “Ya están entrenados y equipados”, dice Knights. Pero hay dudas sobre su unidad.
Los analistas no esperan que EE.UU. ponga tropas en el terreno, más allá de un puñado de fuerzas especiales para ayudar a dirigir los ataques aéreos. EE.UU. quizás proporcionaría (a las fuerzas yemeníes) “un poco de logística, ciertas municiones clave”, dice Knights.
Los EAU estarían “silenciosamente apoyando” ya que han suministrado durante mucho tiempo al gobierno con sede en Adén, añade.
La perspectiva saudita es menos clara. Knights cree que Riad está aprensivo por la posibilidad de que los hutíes tomen represalias con drones y misiles de largo alcance contra su infraestructura. Sin embargo, Estados Unidos ha acelerado las entregas de defensas antimisiles a Arabia Saudita en los últimos meses.
EE.UU. tendrá que decirle a Riad: “Vamos a protegerte de la misma manera que protegimos a Israel en 2024 de las dos rondas de ataques iraníes”, dice Knights.
Fuentes diplomáticas regionales dicen que se están preparando para una operación terrestre que se lanzaría desde el sur y el este, así como a lo largo de la costa. Una ofensiva coordinada también podría involucrar apoyo naval saudita y estadounidense en un intento de retomar el puerto de Hodeidah.
“Si tal operación es factible sigue siendo incierto, ya que la última década ha mostrado resultados mixtos, éxitos en algunas áreas y fracasos en otras”, dijo Nagi a CNN.
Desde el primer día, el presidente Trump y otros funcionarios de EE.UU. han vinculado la campaña contra los hutíes con Irán. Trump dijo que responsabilizaría a Irán por “cada disparo” realizado por los rebeldes hutíes y enfrentaría consecuencias “terribles” por cualquier ataque de los militantes yemeníes.
Hasta ahora no lo ha hecho, y no está claro si Teherán puede simplemente ordenar a los hutíes que dejen de disparar. Aunque son parte del eje de resistencia de Irán, los hutíes mantienen una considerable autonomía.
Trump continúa advirtiendo a Irán que enfrentará una campaña de bombardeo masivo si no llega a un acuerdo para limitar sus programas nucleares y de misiles balísticos. Para la administración, la campaña hutí y la campaña de “máxima presión” sobre Teherán son dos caras de la misma moneda.
Los iraníes actúan con cautela, al ofrecer apoyo moral a su aliado en Yemen. El excomandante de la Guardia Revolucionaria Iraní, Mohsen Rezaee, elogió a “las fuerzas de resistencia descalzas de Yemen, que harán que los avanzados buques de guerra estadounidenses se arrodillen”.
Sin embargo, el liderazgo iraní no quiere ser visto proporcionando más apoyo militar a los hutíes en este momento mientras intenta descifrar la mezcla de pequeña zanahoria y gran palo de Trump.
EE.UU. parece listo para expandir su campaña. Bombarderos B-2 y aviones de reabastecimiento KC-135 llegaron a la isla de Diego García en el Océano Índico. Eso puede presagiar ataques a objetivos reforzados en Yemen, pero también puede ser una señal para Irán.
Las próximas semanas pueden ser una prueba crucial de la resiliencia de los tejoncitos.
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