Qué hizo el papa Francisco respecto del rol de la mujer en la Iglesia
Análisis por Christopher Lamb, CNN
Durante el papado de Francisco, el papel de la mujer en la Iglesia se convirtió en una prioridad apremiante, debido a la presión de católicos de todo que exigían un cambio.
El pontífice argentino escuchó, y rompió así con importantes barreras que existían en el Vaticano a la hora de nombrar mujeres líderes para altos cargos. Optó por implementar cambios graduales que desde fuera podrían parecer pequeños, pero que representaron grandes avances para quienes estaban dentro.
El papa nombró a la primera mujer al frente de un departamento en la administración central de la Iglesia y a la primera mujer presidenta de la oficina que gobierna el Estado de la Ciudad del Vaticano. Francisco también eligió a las primeras mujeres para ocupar puestos directivos en la administración central de la Iglesia, incluido el influyente departamento encargado de la elección de obispos.
Para 2023, diez años después de su pontificado, el porcentaje de mujeres en la plantilla del Vaticano había aumentado del 19,2 % al 23,4 %. En términos más generales, Francisco otorgó a las mujeres el derecho al voto por primera vez en una importante reunión mundial de obispos, conocida como sínodo, y abrió formalmente funciones ministeriales no ordenadas con el objetivo de aumentar su participación.
El Jueves Santo del año pasado, rompió con una tradición y decidió viajar a una cárcel de mujeres en Roma para lavar los pies a 12 reclusas. Fue la primera vez que un pontífice lavaba los pies solo a mujeres en la ceremonia anual que enfatiza la humildad.
Pero si bien el Papa implementó algunas reformas históricas, muchos esperan que quien sea su sucesor avance más y con mayor rapidez. Y en ocasiones, su postura sobre el papel de la mujer en la sociedad recibió fuertes críticas.
Kim Daniels, directora de la Iniciativa sobre Pensamiento Social Católico y Vida Pública de la Universidad de Georgetown y asesora vaticana en materia de comunicación, afirmó que el papa ha “dado pasos significativos hacia una mayor inclusión de las mujeres en la toma de decisiones de la Iglesia” y que sus reformas para ampliar la participación serán clave en su legado.
Sin embargo, “queda mucho por hacer”, declaró a CNN, y “aumentar la presencia de mujeres en puestos de liderazgo es fundamental para una reforma eficaz y debería ser una prioridad urgente”.
Es probable que la falta de oportunidades para las mujeres en la Iglesia se ponga en foco durante el próximo cónclave papal: solo los miembros del Colegio Cardenalicio, compuesto exclusivamente por hombres, votarán sobre quién se convertirá en el próximo papa.
Esto pone de relieve una preocupación más amplia que los católicos de todo el mundo han planteado en los últimos años: si bien las mujeres suelen ser mayoría en las filas dominicales, su representación en los niveles de toma de decisiones de la Iglesia es escasa. Si bien los laicos participan cada vez más en la administración de la Iglesia, son principalmente los obispos y sacerdotes quienes toman las decisiones finales.
El problema se ve agravado por el hecho de que las mujeres están en la primera línea del trabajo de la Iglesia sobre el terreno, con monjas que brindan atención médica y educación en países en desarrollo y numerosas mujeres al frente de escuelas y universidades católicas.
Sobre la participación femenina en el cónclave, algunos han argumentado que las mujeres podrían ser nombradas cardenales, dado que la función de un cardenal es principalmente la de asesorar al papa y elegir a su sucesor.
La hermana Christine Schenk, monja estadounidense, autora y fundadora del grupo internacional “FutureChurch”, centrado en el reformismo, afirmó que era hora de dar una “voz deliberativa” a las mujeres y a los laicos en “todos los niveles de la Iglesia”, y añadió que si se mantiene el mismo modelo de elección de papa, “necesitamos tantas cardenales mujeres como cardenales hombres en el cónclave”.
Una posibilidad más realista a corto plazo sería permitir que las mujeres vuelvan a ser diaconisas, un ministerio distinto del sacerdocio. Las diaconisas pueden presenciar matrimonios, realizar bautismos y predicar durante la misa. Quienes están a favor señalan la evidencia de diaconisas en las Escrituras y su presencia en la iglesia primitiva hasta la Edad Media.
Las diaconisas también podrían reforzar la presencia de la iglesia en escuelas, hospitales y prisiones, además de proporcionar líderes para las comunidades católicas. Los líderes de la iglesia en la Amazonia, donde escasean los sacerdotes, plantearon la cuestión en un sínodo de 2019, instando al papa a “promover y conferir ministerios a hombres y mujeres de manera equitativa”. Un documento final del sínodo de 2024, aprobado por el papa, declaró que la cuestión de ordenar mujeres como diaconisas debería seguir siendo una cuestión “abierta”.
Con ese fin, Francisco creó varias comisiones vaticanas para estudiar la cuestión de las diaconisas, aunque sus resultados nunca se hicieron públicos. Francisco mantuvo la prohibición de la ordenación de mujeres como sacerdotes y diáconos, algo que decepcionó a quienes deseaban ver a las mujeres en roles de liderazgo eclesiástico más visibles, pero insistió en que la toma de decisiones y el liderazgo no dependen de si alguien es ordenado o no. Afirmó repetidamente que la Iglesia es femenina y pidió ayuda a los teólogos para intentar “desmasculinizarla”.
Es significativo que se esté permitiendo un debate abierto en la Iglesia sobre el papel de la mujer. Schenk lo describió como el cambio más impactante durante el pontificado de Francisco, poniendo fin a la marginación de los católicos que desean debatir la plena inclusión de la mujer en todos los aspectos del ministerio y la toma de decisiones de la Iglesia.
“La cuestión que Francisco se planteó fue cómo involucrar a más personas en la labor de la Iglesia, de tantas maneras y en tantos lugares como fuera posible. Por eso nombró a mujeres para puestos directivos en el Vaticano”, declaró Phyllis Zagano, profesora de la Universidad de Hofstra y miembro de la primera comisión sobre diaconisas.
En cuanto a las diaconisas, Francisco intentaba abordar siglos de misoginia que malinterpretaban el papel de la mujer en la Iglesia y la sociedad. El proceso sinodal que inició buscó alejar a la Iglesia de una perspectiva exclusivamente masculina y considerar a las mujeres, más que como un problema por resolver, como capaces de participar plenamente en la labor eclesial. La restitución de las mujeres al diaconado ordenado refuerza la trayectoria que ha recorrido la Iglesia.
A pesar de las diversas maneras en que Francisco inició reformas y realizó nombramientos, aún queda mucho camino por recorrer hasta que las mujeres adquieran mayores roles y responsabilidades en la Iglesia. Es probable que el próximo papa tenga este tema en su agenda principal.
“Anteriormente, el Vaticano —de hecho, muchos, si no la mayoría, de los prelados— se mostraban recelosos incluso de usar las palabras ‘mujeres’ y ‘ministerio’ en la misma frase —dijo Schenk—. Ahora estos temas se están debatiendo abiertamente, algo que debía haberse hecho hace tiempo y que es una señal de renovada fortaleza y madurez en una iglesia que ya no teme discernir y debatir cambios en nuestra manera de caminar juntos como Pueblo de Dios”.
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