“EE.UU. ha perdido credibilidad”, dice Julio María Sanguinetti a CNN
Joaquín Doria, CNN en Español
La política comercial del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha generado un importante impacto que se resiente en todo el mundo, a raíz del anuncio de nuevos aranceles de al menos 10 % para todos los países.
Sobre esto conversó el expresidente de Uruguay Julio María Sanguinetti con Pepe Gil Vidal en Conectados, con el foco puesto en cómo podría afectar a América Latina.
El exmandatario compartió su lectura en torno a si la región tiene un papel que jugar ante esta decisión de Estados Unidos. Además, analizó si este nuevo y potencialmente adverso contexto implica una oportunidad para el Mercosur, así como si podría reflotar las discusiones para un acuerdo con la Unión Europea.
Lo que sigue es una versión editada de la entrevista de Sanguinetti en CNN.
En medio de tanta turbulencia, ¿en qué escenario nos pone esto? Y eventualmente, ¿cuál puede ser el rol que le cabe a América Latina, si es que le cabe alguno?
-Si tuviéramos que titular este momento, diríamos “Eclipse de la globalización e irrupción en fuerza nuevamente de la geopolítica”. Kissinger decía que todo orden internacional llega a un momento en que tiene que enfrentarse a dos cosas: discutir su legitimidad ―como cuando se derrumbó el régimen, por ejemplo, de la Revolución Francesa, o la caída en 1991 de la Unión Soviética― o bien a un enfrentamiento de hegemonías, que es lo que estamos viviendo hoy.
El tema está en que este enfrentamiento de hegemonías tiene una variante muy rara estos días, porque Estados Unidos, en confrontación con China, resuelve declararle una especie de guerra comercial al mundo entero. Entonces esto nos introduce en un tema complejo, con enormes consecuencias, a mi juicio, políticas, político-jurídicas y económicas muy fuertes a mediano plazo, porque Estados Unidos con esto ha perdido credibilidad. El incumplimiento de los tratados, el que no se cumplan los tratados ni aún por los vecinos, eso es tremendo para una potencia como Estados Unidos.
Tenemos consecuencias de caída del sistema internacional muy fuertes. El derecho internacional hoy está absolutamente en crisis y, más allá de lo político, tenemos una división de Occidente. Desde 1918, Estados Unidos y Europa han actuado en conjunto: ganaron dos guerras y la Guerra Fría, y hoy eso está fracturado. Trump ha fracturado la alianza de Estados Unidos con Europa.
Entonces nos encontramos con un fenómeno que va mucho más allá de lo que son los aranceles como fenómeno económico.
Presidente, ¿cuál podría ser la perspectiva en este cuadro de situación para Latinoamérica en general, pero para el Mercosur en particular? El Mercosur no termina de despegar y tiene que enfrentarse a este cuadro de situación: ¿es su clavo final o es una oportunidad?
Yo diría que ni una cosa ni la otra. En primer lugar, en la estrategia de Estados Unidos no somos relevantes. Lo nuestro es lo nuestro, que no lo hemos hecho demasiado bien en los últimos años, porque la sintonía de los gobiernos brasileños y argentinos, fundamentalmente, nunca ha estado. Siempre incompatibles y con una enorme dificultad para poder modernizarnos.
Ahora, esto hoy a nuestros efectos no está produciendo algo que nos obligue a estar hacia un lado o hacia el otro. Yo diría que hoy: prudencia, razonable expectativa.
Quedémonos solo unos minutos por abajo del radar y veamos cómo decantan estas cosas y a dónde van llevando. Porque ustedes ven la agresividad con la cual sigue actuando Trump. Está en una posición de poder exhibido de un modo tan estentóreo que realmente impresiona. Yo supongo que querrá comerciar de algún modo u otro. Porque los problemas recién se le están empezando a plantear, porque las cadenas de suministro se empiezan a plantear.
Entonces nosotros hoy no tenemos demasiado para salir abruptamente a negociar por cuanto, dentro de la relatividad de todos esos aranceles, no estamos en los niveles peores, estamos en los más bajos.
Estamos en un retroceso antihistórico, ese es el tema, en Occidente, en el derecho internacional, en el concepto de lo que durante todo este medio siglo hemos estado preconizando como bueno para el mundo, con buenas consecuencias.
¿Es el momento estratégico de empezar a presionar por poner en marcha algo que hace tiempo está listo y, por una razón o por la otra, nunca se puede terminar de concretar, que es el acuerdo Unión Europea-Mercosur?
-Eso sigue dependiendo de Europa. Es notorio nuestro interés. Yo esperaría también, no salgamos nosotros corriendo, no tenemos por qué.
Supongo que Europa puede tener un poco más de interés, o debería tener. Pero cada uno juega su interés. Entonces me parece que hoy tampoco tenemos por qué salir abiertamente a enfrentarnos ―aparentemente― a Estados Unidos. Vuelvo a decir, no estamos hoy en su radar, no nos introduzcamos en él para ser parte del conflicto.
Es Europa la que nunca termina de ponerse de acuerdo. Si se pone de acuerdo y viene hoy, en buena hora.
China sí, en cambio, tiene hace tiempo intereses y una presencia bastante marcada en buena parte de Latinoamérica. ¿Cree usted que este cuadro de situación va a hacer que crezca todavía más el interés de China y que presione todavía más por tener posiciones ventajosas aquí en esta parte del mundo?
-China ha seguido una estrategia de largo plazo ―esa es la gran ventaja de China frente a Estados Unidos, que ha tenido una estrategia cambiante y en este caso disruptiva, porque Trump sale a cambiar todos los ítems de la política anterior.
China ha tenido una visión de largo plazo que viene cumpliendo, y ahora con algunos puntos álgidos en los cuales el mayor hoy es Panamá, donde la presión norteamericana es muy ostensible. Ha estado nada menos que el secretario de Defensa ―no el de Comercio― en Panamá hablando de que Estados Unidos no acepta que haga un uso de defensa China, que no creo que sea su interés, sino que su interés comercial. Es decir, China no está, a mi juicio, en un planteo de estrategia militar. Está sí en una posición clara de expansión comercial y todo lo políticamente necesario que conlleva.
Ese es el gran objetivo de China, tener seguridad en los mercados, sobre todo en los de aprovisionamiento de materias primas, de metales estratégicos, que es lo que se ha ido asegurando. Entonces, hoy Panamá es el centro de una pulseada clara de China y Estados Unidos. Estamos en días, semanas, en las cuales hay una pulseada entre China y Estados Unidos en Latinoamérica.
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