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Qué tienen en común los usuarios de las redes sociales con los prisioneros de guerra

Análisis por Kara Alaimo, CNN

¿Qué tienen en común los usuarios modernos de las redes sociales con los soldados estadounidenses que decidieron no regresar a Estados Unidos después de ser detenidos como prisioneros de guerra en Corea del Norte? Más de lo que se podría pensar, según una profesora.

Todos somos víctimas potenciales del control mental, según Rebecca Lemov, historiadora de ciencia de la Universidad de Harvard y autora del nuevo libro “The Instability of Truth: Brainwashing, Mind Control, and Hyper-Persuation (La inestabilidad de la verdad: lavado de cerebro, control mental e hiperpersuasión)”.

A los soldados estadounidenses les lavaron el cerebro para que no quisieran volver a casa a través de tácticas que incluían el aislamiento, la ruptura de los vínculos sociales y la privación del sueño, dijo Lemov. Y asevera que a muchos usuarios de aplicaciones sociales les pasa lo mismo, y es terrible para su salud mental.

Después de décadas de estudio del lavado de cerebro en situaciones como los prisioneros de guerra, las sectas y la tortura, ha llegado a la conclusión de que “esto es algo a lo que todos somos susceptibles, y que constantemente subestimamos nuestra maleabilidad”.

Pero si bien las redes sociales pueden manipular nuestras emociones, podemos tomar medidas para protegernos aprovechando las lecciones que nos puede dar su investigación.

Las redes sociales afectan a los usuarios de manera diferente, dijo Lemov, y las comparó con las experiencias de algunas personas en las sectas.

“Lo que es una secta para una persona quizá no necesariamente tenga el mismo efecto en otra”, mencionó. Cuando una persona que es reclutada decide involucrarse completamente, otra “puede aprovechar ciertas cosas de ello, pero no decidir entregar sus ahorros de toda la vida o cosas por el estilo”.

Dijo que las redes sociales son así también.

Afectan de manera diferente a las personas, tal vez en parte debido a experiencias pasadas. Es por eso por lo que, cuando consumimos contenido en línea, es aconsejable prestar atención a cómo nos sentimos al hacerlo.

“Las redes sociales realmente te meten mucho en la cabeza”, dijo. “Es casi como si fueras un ente sin cuerpo”.

Qué hacer al respecto: Lemov presta atención a sus propias reacciones meditando todos los días, lo que le da la posibilidad de sintonizar con las sensaciones de su cuerpo y cómo cambian. Si un tipo particular de contenido hace que alguien se sienta ansioso o molesto, esa es una señal útil para consumir menos e incluso bloquear a aquellos que crean ese tipo de contenido en línea.

No solo se trata de cómo los diferentes tipos de redes sociales influyen en nuestras emociones. Lemov dijo que las redes sociales pueden manipularnos de manera activa.

En 2014, Facebook reveló que había realizado un experimento sin el conocimiento de los usuarios que mostraba que podía influir en sus estados de ánimo. La plataforma les mostró a algunos usuarios más contenido positivo y a otros más negativo, y luego examinó las emociones que esos usuarios transmitieron en sus publicaciones posteriores. Aquellos a los que se les mostraron publicaciones más positivas parecían más felices, y aquellos que vieron publicaciones más negativas parecían menos felices.

“Casi fue como que hubieran hecho un anuncio lleno de orgullo (los ejecutivos de Facebook) de que tienen la capacidad de… cambiar las emociones como si tuviéramos un control de volumen”, dijo Lemov, señalando que la red social recibió muchas reacciones negativas después de su anuncio.

Pasar tiempo en las redes sociales puede aislar a las personas y, a diferencia de los prisioneros de guerra, es aparentemente por elección.

“Cuanto más tiempo se pasa en las redes sociales, menos tiempo se pasa en los grupos sociales reales”, dijo Lemov, refiriéndose a los clubes y ligas de boliche que eran más populares en el pasado. Como resultado, dijo, las personas pueden perder la oportunidad de desarrollar destrezas sociales.

Lemov dijo que cree que pasar más tiempo en las redes sociales puede explicar por qué tantas personas se sienten solas. Es una situación de círculo vicioso: las personas que se sienten solas tienden a usar más las redes sociales, según un estudio de 2016. Y el uso continuo de las redes sociales podría hacerlos sentir más solos.

Sentirse solo es terrible para la salud mental de una persona. Un estudio realizado durante los confinamientos por covid-19 descubrió que la soledad se asoció en gran medida con una mayor depresión y pensamientos suicidas.

Qué hacer al respecto: para combatir lo que el ex director general de Sanidad de EE.UU. Vivek Murthy llamó una epidemia de soledad, Lemov recomendó desafiarse a uno mismo con el propósito de unirse a grupos que se reúnen en persona para socializar, ya sea un club de lectura, un grupo para salir a caminar, salir una noche a jugar cartas, o jugar con un frisbee (o cualquier actividad que te divierta).

Ni siquiera tienes que estar tan organizado todo el tiempo. Me gusta recordarles a mis estudiantes que pueden guardar sus teléfonos y hablar con las personas que están a su lado en el autobús, en el almuerzo y en eventos sociales. Entonces tendrán la oportunidad de entablar conversaciones y, a veces, verdaderas relaciones de amistad.

Las personas que usan más las redes sociales también pueden perder el sueño, otra cosa que es esencial para nuestra salud mental. Las investigaciones han hallado que los jóvenes que usan más las redes sociales tienden a irse a dormir más tarde. El uso de teléfonos inteligentes en medio de la noche también puede interferir con el sueño.

No dormir lo suficiente es terrible para la salud física y mental. Los estudios han revelado que la falta de sueño se asocia con niveles de ansiedad y depresión mucho mayores.

Qué hacer al respecto: Lemov recomendó a los usuarios de las redes sociales trabajar en lo que se llama una buena higiene del sueño. Recomiendo a mis alumnos que dejen los teléfonos fuera de sus habitaciones cuando se vayan a dormir por la noche. Entonces es más fácil luchar contra la tentación de quedarse despierto haciendo búsquedas en línea después de acostarse, o de revisar el teléfono cuando se despiertan en medio de la noche, porque el dispositivo no está al alcance de la mano.

Usar más aplicaciones sociales puede significar que pasamos menos tiempo socializando en la vida real y durmiendo, ambos esenciales para nuestra salud mental. Al asegurarnos de que nos damos cuenta de cómo nos afecta el uso de las redes sociales, cuando pasamos tiempo socializando en persona y durmiendo lo suficiente, podemos mantener el control de nuestras vidas en lugar de dejar que las redes sociales nos controlen.

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